EL PRINCIPIO DEL PERFORMANCE. Luis Villamizar

 

Por Costanza De Rogatis

Delimitar un espacio con líneas es crear un territorio, acotarlo en una superficie que tiene a partir de ese momento, forma y extensión definida. Establecer ese espacio, puede indicar también que lo ahí señalado, además de forma y extensión definida, tiene un propósito, una función: este es el espacio que ocupará una casa; este es el límite que contiene una ciudad; esta es la silueta de un cuerpo que se recorta de su entorno y se separa del resto; esta es una figura en el espacio de la representación.

Aludiendo a la pulsión de vida y la pulsión de muerte –Eros y Thánatos– de las teorías de Freud, y vinculándolas a aquello que se generaba ya en los setenta como un modo de expresión incipiente pero de gran fuerza –el performance– Luis Villamizar observa situaciones cotidianas halladas en su transitar por la ciudad y entiende en ellas la potencialidad de representar tanto la línea que conecta la vida y la muerte –una tensión de frágil equilibrio–, como de evidenciar la vinculación que establece el espectador al percibirlas fuera de sí, al ser escenificadas por otros, e identificar en ellas el placer y el dolor de la supervivencia.

Obreros en trabajos precarios en las calles de Sabana Grande, Bello Monte y Los Dos Caminos en Caracas, son los actores de El principio del performance (1976), individuos que ante la escasez de empleo y en busca del pan de cada día, desempeñan tareas ocasionales de los que depende su subsistencia: el hombre que recoge cartones en la calle, el barrendero, el boxeador devenido en repartidor de periódicos, todos en ese frágil equilibrio de mantenerse con vida a través de la labor diaria. Villamizar los observa y registra con la mirada su accionar, invitándolos a repetir esa labor para fotografiarlos en una nueva oportunidad pautada por ambos.

Este actuar de un individuo que no es el propio creador, en una actividad diaria que le sirve de sustento, es enunciado por Villamizar como un performance, una idea particularmente interesante, pues mediante las premisas conceptualistas del “todo hombre es un artista”, traslada tanto el lugar –el cuerpo– desde dónde se opera la acción –pues es otro quien encarna su idea– como la propia acción, que no se relaciona con ningún aspecto vinculado a la representación artística sino con la vida misma.

El “performance” del diario vivir, del trabajo frugal como inestable balanza de la supervivencia, es además un performance para la cámara, pues el artista ha pensado en él de modo específico para ser captado por el dispositivo fotográfico: entendiendo que al delimitar el área de cada trabajador con un cuadrado o una figura geométrica blanca, lo recorta del entorno y determina así el espacio de la representación, entiende también que para que la imagen que servirá de registro-obra describa el territorio de la acción apropiadamente, debe ubicarse en un lugar elevado, desde el que la perspectiva le permita encuadrar la línea que separa la “realidad” de lo “performático”.  Y el reencuadre de la acción, que había sido ya delimitada mediante la figura geométrica, termina incluso estableciendo posteriormente cuáles labores son registradas y cuáles no.

Así, en El Principio del performance, aquello que se muestra como la vida cotidiana es en realidad, en todos sus aspectos y a través de la observación tamizada de un aparato, un artificio.

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Luis Villamizar. El principio del performance (Boxeador), 1976. Los Dos Caminos, Caracas. Registro de acción en fotografía blanco y negro.
Luis Villamizar. El principio del performance (Boxeador), 1976. Los Dos Caminos, Caracas. Registro de acción en fotografía blanco y negro.
Luis Villamizar. El principio del performance (Boxeador), 1976. Los Dos Caminos, Caracas. Registro de acción en fotografía blanco y negro.
Luis Villamizar. El principio del performance (Boxeador), 1976. Los Dos Caminos, Caracas. Registro de acción en fotografía blanco y negro.
Luis Villamizar. El principio del performance (Barrendero), 1976. Caracas. Registro de acción en fotografía blanco y negro.
Luis Villamizar. El principio del performance (Barrendero), 1976. Caracas. Registro de acción en fotografía blanco y negro.
Luis Villamizar. El principio del performance (Cartonero), 1976. Caracas. Registro de acción en fotografía blanco y negro.
Luis Villamizar. El principio del performance (Cartonero), 1976. Caracas. Registro de acción en fotografía blanco y negro.
Luis Villamizar. El principio del performance (Cartonero), 1976. Caracas. Registro de acción en fotografía blanco y negro.
Luis Villamizar. El principio del performance (Cartonero), 1976. Caracas. Registro de acción en fotografía blanco y negro.
Luis Villamizar. El principio del performance (Cartonero), 1976. Caracas. Registro de acción en fotografía blanco y negro.
Luis Villamizar. El principio del performance (Cartonero), 1976. Caracas. Registro de acción en fotografía blanco y negro.